martes, 16 de mayo de 2017

EXPERTA CAMARERA



                              
                                                      EXPERTA CAMARERA

                                                Resultado de imagen de ESCENA BAR DE COPAS,CAMARERA


Con esta apariencia mía de guiri germánico que suelo pasear por la costa malagueña en mis vacaciones estivales, me han ocurrido historietas de todo tipo. En cuanto llego a la playa y me enrojece, que no broncea, el aire y el sol del estrecho, comienza el gentío local a hablarme en cualquier idioma menos en este mío propio, castellano puro y rancio burgalés.
Aquí, lo de aplicar el oído en el autobús no lo cultivo, ni falta que me hace, ya que a los guiris de verdad no los entiendo, y los andaluces auténticos imaginan, por mi aspecto, que soy yo el que no les entiende a ellos.
Bien, pues finalizada la mañana playera, el bufet de medio día en el hotel y la cabezada en el sofá, lo que toca ahora es tomar una caña en el chiringuito de abajo, ya que la parienta repite playa en horario de tarde.
La verdad es que las camareras andaluzas son simpatiquísimas, amables y unas verdaderas expertas en lo suyo.
Todavía deben de estar en la siesta los guiris y tan solo una joven de la España gaditana y cañí ocupa un banco alto en la esquina de la barra del chiringuito del barrio; me he sentado en la otra esquina y he pedido una pinta, que desborda su espuma de inmediato saltándome a los ojos. Casi nunca pasa nada, pero yo aguardo atento mientras ojeo el Liverpool Daily Post y agudizo el oido... a ver qué pasa.
La camarera que me atendió enciende un cigarro y se sirve un tubo de pacharán con hielo y apoya  media nalga sobre la cámara frigorífica para colocarse frente a la otra joven que toma café con hielo al otro lado de la barra:
-¿Qué tal la temporada con tu nuevo curro Cholis? ¿Ya te vas atemperando?
-Qué va, en la hora que dejé el hotel, pero ya no muevo ficha en lo que queda de verano; por no cruzarme con ese cabrón…
-Más te vale que le olvides, tú no le eches cuentas Cholis, ya ves los hombres, para el pago que nos dan. Búscate un pichita de verdad, un mocetón de veinte años para follar todos los días, y se lo paseas por la puerta del hotel para que te vea él y sus compañeros.
-De verdad que se lo merece Loren, pero ahora no tengo el coño para muchos ruidos, además la más perjudicada iba a ser yo, me  iban a poner a parir, seguro…  me lo tengo que  pensar.
-Sí, a ver si te va a pasar a ti como a Rosarito, que la dejó el novio y ahora se ha enrrollao con un cachas todo músculo, un cabeza hueca que vive permanentemente en el gimnasio.
-Calla, que estuve con ella hace un par de días y me dijo que lo va a dejar, que se acuerda mucho de su Rodolfo de simpático y amable que es y quiere volver con él, le perdona todo, se ha dado cuenta de que es el hombre de su vida.  Con este muy bien para pasearlo por ahí y en la cama un fenómeno, pero debe de ser muy cortito, mucha fachada eso sí…  pero algún aquel tenía que tener.
-Va, Cholis, entonces esa no le deja, te lo digo yo.
-A mí me ha dicho que quiere volver.
-Ya te digo yo que no le deja.  Y ¿sabes por qué?
-Pues no, ni idea.
-Pues no le va a dejar porque ese muchacho es tonto, a mi me parece un cacho carne bautizao, y los tontos, Choli, son los que más larga la tienen y los que más aprietan.
-Tú Loren, siempre pensando en lo mismo.
Cuando me he ido del chiringuito, me han dicho las dos mozas, casi a coro. –Bye, bye.
-Hasta mañana, buenas tardes-. Las he correspondido.

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