Con la
mirada en el suelo,
donde
hinco mi rodilla,
desde
esta humilde capilla
mi
pánico clama al cielo.
Ante el
Cristo del Consuelo
me
santiguo con respeto.
Rezo,
rozo mi amuleto,
veo
toros asesinos,
y aplazo
tratos divinos
por
salir bien del aprieto.
Amazón libros: Paco Arana