LA PASIÓN
Y LA PASCUA SEGÚN DUENDE
Es un derroche de
emociones donde se celebra, por fiestas, las bodas de Caná, para entrar en la vida
pública de Jesús; es una invitación al regocijo con sabor agridulce, para
encontrarnos con el mensaje triste que camina hacia el calvario y el grito preciso de La
Saeta que desemboca en un silencio misterioso al paso del Nazareno.
Comienza con el drama de Jesús azotado y coronado de espinas más la soledad y el abandono de sus discípulos cercanos, aunque afortunadamente se encuentre con la compañía de las gentes más sencillas del pueblo, así como de sus
parientes, amigos y familiares que le siguen; están: su primo hermano Juan, María Magdalena y
La Verónica entre otros. También Barrabás curiosea por el camino y alguno de
los beneficiados de su imposición de manos y sus milagrosas curaciones.
Un compás de martinete y dos voces oscuras, una que recita el verso
y otra que canta, piden a las plañideras que dejen su llanto y su pena sin
remedio.
Brota la siguirilla gitana con el clamor del perseguido que se
esconde en el templo a rezar, y pide clemencia para que no le arrastren fuera,
pero lo sacan para que sufra por la calle de La Amargura, donde se encuentra a su
madre que cruzará con Él, tan solo, lágrimas mudas.
Un repique de tambores envuelve la noche con sus luces y sus
sombras, los nazarenos con sus capirotes y sus cirios encendidos, las mujeres
enlutadas y descalzas, La Verónica y su paño con la faz de Cristo grabada a sangre, sudor y polvo, mientras los aguerridos gastadores legionarios custodian a los pasos.
Es la procesión del silencio, que se rompe por el mensaje que
rapsodia el oficiante y el ronco gemir del saetero. La guitarra también llora fundida con los tambores y se
exalta a la saeta con el hermoso poema hecho canción del mayor de los Machado:
¡Oh! La saeta el cantar...
Por las calles de Judea acude también en su búsqueda María
Magdalena, escenificada en un baile por Peteneras que se llena de misterio y
premonición con sus letras su música y su compás agazapado.
El mensaje ensalza y dignifica su figura, que en tiempos la
hicieron llorar por pecadora, y ahora la quieren hacer santa con
toda justicia.
Que venga La Magdalena Jesús de las tres
caídas
para pedirle un milagro La Verónica a
tu lado,
que se quiere confesar, te está limpiando
el sudor,
de aquel amor sin pecado. con su velo echo un
sudario.
El poema dedicado a La Saeta de Manuel Machado nos envuelve de
nuevo en la tragedia. Lo inicia un recitado y finaliza con su cante y su melodía.
Hasta aquí La Pasión.
A partir de este parón, se ilumina con fuerza el escenario y
comienza La Pascua, con un mensaje que grita por la igualdad, la paz y la libertad del ser humano donde brota un baile por Alegrías que reclama la luz de un nuevo día para los que sufren.
Dentro de toda esa algarabía, se vuelve a pedir a las santas
mujeres que no lloren, que Dios está en los cielos rodeao de lo mejor y lejos
de la mala gente, por lo que ellos dudan que vuelva de nuevo a la tierra. Jesús insiste con su voz y les invita de
nuevo a su Casa con unos jacarandosos tanguillos de Cái.
!Qué Alegría!
!Qué Alegría!