MILONGA
DE PACO.
Viejo
amigo, ya lo ves,
sigo
aquí con mi guitarra…
no
vengo a dar la tabarra
con
batallitas de ayer…
pero,
la verdad, no sé
cuando
me volví rebelde,
recorriendo
a mi albedrío
un
viaje a la libertad,
y
conjugué el verbo amar,
tentando
a la buena suerte.
Fui
libre desde pequeño,
con
mi temor y mis sueños,
sin
“un día de mañana”.
Y
así pude comprobar
como
mi experiencia advierte,
que
desde mi edad temprana,
siendo
débil, me hice fuerte.
Encontré
de mil amores
a
mi amante compañera,
la
que me quiere y reniega,
por
la que bebo los vientos,
la
de los buenos momentos,
nunca te quejes, colega,
hay
tragos en esta vida
que
suenan a despedida
y
así, el más valiente entrega
geta
y vida al soberano.
Como
cada buen cristiano
el
audaz y el más prudente,
el
sumiso, el anarquista,
el inventor y el artista,
acuden
tarde o temprano…
cuando
les llama la muerte.