ELEGÍA A EL
YIYO Paco Arana 31-08-19
El
recuerdo me trae lágrimas negras,
tan
solo de pensar en tu destino,
en
aquel toro negro de tu sino,
en
la tarde fatal de mala estrella.
Dónde
está la grandeza de tu capa,
el
compás de tu muleta burladora,
el
filo de tu espada matadora
y
el final de tu destino: muere o mata.
La
afición no te olvida, te venera
y
recuerda tu perfil de gran torero,
tu
terno celeste y oro pinturero,
y
algo más de tus veinte primaveras.
Colmenar nunca olvida aquel momento
y
en su plaza te ha erigido un monumento.