Buena tierra gaditana
La Isla de San Fernando,
nacen los niños cantando
y les acunan por nanas.
Desde su edad más temprana
se van “buscado la vía”
cantando por los tranvías
que van de Cái a la Isla
y se escucha en la marisma
a El Chato por alegrías.
Fue pregonando su cante
por Colmáos y Posadas,
sin contrato ni soldada,
ni onza de oro brillante.
La voluntad de un galante
y aficionado cabal,
que aflojara su caudal
por unos fandangos moros,
era el pago al gran tesoro
de su cante sin igual.
Y fue Madrid y su cielo
el que acogió al gran artista,
entre una excelente lista
de cantaores señeros,
los más grandes compañeros
de cante, baile y guitarra,
que en reuniones y farras
de aquel Tablao de Las Brujas,
todavía se dibuja
un duende, Chato y con
garra.
Amazón libros: Paco Arana