sábado, 5 de septiembre de 2015

RAFAEL DE SANLÚCAR




                    

                                 
Paco Arana




                           



                     RAFAEL DE SANLÚCAR    (Paco Arana)

              

       Entre bromas forzadas e interminables silencios, transcurrió el viaje. Llegados a Cádiz se fueron directamente al Clínico sin pasar por Sanlúcar. Allí las noticias fueron rápidas y contundentes. No había solución, ni tratamiento, ni quirófano. Rafael preguntó a los doctores con mucha entereza:

      -Necesito saber qué va a pasar con mi mano izquierda.

      -No se puede hacer nada -le había indicado el cirujano-, como mucho medio año, -le informó a Curro en secreto.

Efectivamente, Rafael se iba malogrando día a día. Habían transcurrido tan sólo tres meses desde su vuelta de París y se encontraba ya en una silla de ruedas, dependiendo de familiares y amigos para lo más imprescindible. Recibía cartas de Beni que no contestaba y se iba hundiendo en una profunda tristeza que no quería compartir absolutamente con nadie. Sólo reaccionó al leer la última en la que Beni le comunicaba que dejaba el trabajo para ayudarlo y cuidarlo en Sanlúcar de Barrameda.

Ante la idea del reencuentro, reaccionó de inmediato y comenzó a escribir:             

                                                Sanlúcar de Barrameda 27 de Julio 1982 

               Querida Beni:


              Me decido a escribirte por temor a encontrarnos de nuevo. Quizá hubiera sido más noble que nos viéramos para despedirnos. Todas las dudas del mundo me asaltan y me torturan.                                                                                                          


             Salí de París sentenciao y día a día compruebo el deterioro que poco a poco acorrala y mutila mi cuerpo. Mis manos no obedecen al mandato de mi mente lesionada y mi guitarra ha enmudecido en el fondo de su estuche. Desde siempre supe que me iba a sobrevivir y ahora pienso que un día no muy lejano, otras manos recogerán el dictado de la música que felizmente me acompañó y que tú tanto amabas.            

 Ahora que se nos escapa este amor recién estrenado, quisiera decirte tantas cosas... quisiera decirte que ha sido hermoso todo lo que nos ha pasado. Jugamos a ser felices y quiso Dios que así fuera, fue intenso nuestro idilio, y ahora Él también quiere que sea breve. Prefiero que no descubras por ti misma lo que hace Dios con sus criaturas  y me recuerdes como cuando entonces, Beni.


              Se me quiebra la voz cuando te nombro y me apresuro a mandarte estas letras con rumor de despedida. Ya me han emplazado los doctores y quizá cuando llegue este mensaje hasta tus manos,  vaguen errantes mis cenizas  por la playa de Sanlúcar. Ya sabes... entre el río de Sevilla y la mar de Cádiz. 

             Si en alguna ocasión sintieras una guitarra flamenca, espero que vuele hasta mí tu pensamiento y volvamos por mor de la música a ser instantáneamente felices.

            Hasta siempre se despide quien te ama.



                                                                                     Rafael





             De mi libro Relatos Flamencos y Taurinos

             Amazón libros: Paco Arana








No hay comentarios:

Publicar un comentario